sábado, 23 de junio de 2018

MUSAS EN LA FUENTE CASTALIA, LA FUENTE DE LA MEMORIA



La Fuente Castalia se encuentra en la ladera meridional del monte Parnaso, en Delfos. Data de principios del siglo VI a. C., y milagrosamente su manantial continúa sin agotarse ni perder el frescor sus cristalinas aguas. Pues estas siguen corriendo alegres hasta un recoveco rocoso donde, según cuenta la tradición, se reunían las Musas con Apolo. Estas aguas tuvieron propiedades alucinógenas, pues el monte en sí mismo desprende vapores que pueden facilitar la apertura de la conciencia de quien los exhala. A estas diosas, y a las aguas de la memoria que simbolizan, Proclo les dedica las siguientes palabras que lo dicen todo respecto a lo que significa la adhesión a estas entidades luminosas. La Memoria de Calíope.

HIMNO A LAS MUSAS, DE PROCLO
Cantemos la luz que lleva por el camino del retorno a los hombres; Glorifiquemos las nueve hijas del gran Zeus, 
De luminosas voces; 
Cantemos a estas vírgenes que, 
Por la virtud de las puras iniciaciones que Provienen de los libros, despertadores de inteligencia, 
Arrancan de los dolorosos sufrimientos de la tierra, 
A las almas que erran en el fondo de los pozos de la vida, Enseñándolas a ocuparse con celo, 
De buscar y seguir un camino sobre las corrientes, 
Y profundas olas del olvido, 
Y de retornar, puras, al astro paterno, 
Hacia este astro del cual un día ellas se apartaron 
Cuando, enloquecidas por el deseo, de los groseros 
Bienes de la materia, cayeron en el áspero mundo de la generación. Y en cuanto a vosotras, oh Diosas, 
Apaciguad el impetuoso impulso que me impulsa al delirio, 
¡Y haced que las inteligentes palabras me transporten a un santo éxtasis! 
Que la raza de los hombres que sólo sienten miedo hacia Dios 
No me aparte de los caminos divinos, 
¡Deslumbrantes y llenos de luminosos frutos! 
De lo profundo del caos, 
Perdida por el devenir en mil caminos errados, 
Atraed a mi alma que busca sin cesar la pura luz; 
Y, llenándola de vuestras gracias, 
Que poseen el poder de aumentar la inteligencia, 
Dadle la gracia de poseer para siempre el glorioso privilegio 
De pronunciar con facilidad las elocuentes palabras 
¡Que seducen los corazones!

Imagen del frontispicio: Techo del Salón de los Espejos. Gran Teatro del Liceo, Barcelona.




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